jueves, 20 de agosto de 2015

Republica Dominicana

Definitivamente lo que mejor define la República Dominicana, uno de los rincones caribeños famosos por sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, es que es un país de contrastes. En todos los ámbitos: diversidad de culturas, de razas, de niveles socioeconómicos y de una manera especial de paisajes.
Lo que seguramente más enamorará al visitante que se acerca a este país ubicado en la isla de La Española es la tierra, la brutalidad de su naturaleza. En el extremo sur occidental de la República Dominicana nos encontramos una zona de desierto, las dunas de Bani. Resulta espectacular gozar del lugar, caracterizado por arena fina, rodeada de algunos arbustos secos, y donde se puede sentir el silencio, la quietud, la majestad de este lugar. Tras una enorme pared de arena blanca se esconde un bello misterio: un mar inmenso, impecable que se alza frente al viajero.
Más allá se puede encontrar también otro lugar de una belleza indescriptible: la bahía de las Águilas. Allí están las mejores playas del país y, aunque es difícil de llegar, precisamente por ello se trata de un lugar absolutamente virgen que la mano del hombre aún no ha destruido. El último trozo del recorrido hacia ese paraje se debe hacer con una barca, ya que no hay carretera. Todo un espectáculo para los sentidos.

El color del mar es azul turquesa y en el recorrido te visitan pelícanos. El nombre le viene de la forma de la bahía, ya que vista desde el cielo tiene forma de la majestuosa ave de rapiña. En este paraje de la República Dominicana, el intrépido viajero no puede hacer nada más que dejarse acariciar por sus aguas y experimentamos como todos los problemas y preocupaciones se desvanecen.
Pero no sólo se pueden ver bonitos entornos de playa en la República Dominicana, y tras un buen chapuzón en el mar caribeño, el siguiente paso puede ser descubrir la alta montaña. El valle de Constanza resulta ideal en ese sentido, ofreciendo una variedad de verde impresionante. Encontramos allí una extraordinaria riqueza vegetal, hasta el punto que más del 90% de las verduras y frutas que se consumen en el país provienen de este valle.
Jarabacoa, en la cordillera central, es otro punto atractivo de la isla y lugar donde se alza el pico más alto del Caribe, el Duarte (el nombre le viene de uno de los tres padres de la patria), de 4.800 metros. El paisaje puede recordarnos a los Pirineos y la hasta ahora cálida temperatura bajar hasta los 10 grados. Allí se puede visitar también el maravilloso salto del río Jimenoa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario